martes, 10 de julio de 2007

CRONICA DEL ENCUENTRO


Alumni Mercedarios: (Crónica de un reencuentro)
El Monasterio del Olivar albergó los pasados 12 y 13 de mayo la fundación de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Provincia Mercedaria de Aragón.

El sol decidió mostrarse radiante y luminoso desde primeras horas de la mañana del sábado 12 de mayo, cuando los primeros automóviles hacían su entrada en el recinto del convento de Nuestra Señora del Olivar. La serranía turolense que rodea al monasterio, a escasos cuatro kilómetros de la localidad de Estercuel, disfrazaba su agreste y austera apariencia con profusión de la gama verdes que las recientes lluvias de abril otorgaban a pinos y chopos, aliagas y romeros, cebadas y trigos. El día iba a ser espléndido, y El Olivar un lugar emblemático y especial para fundaciones y reencuentros.Ya sucedió a finales del siglo XIX, cuando una veintena de frailes mercedarios, el más joven de ellos bien avanzada la sexta década de su vida, se reunieron en el viejo cenobio para refundar la orden en España y dar comienzo a la andadura, en la época contemporánea, de la Provincia Mercedaria de Aragón.
Ciento treinta años después, casi un centenar de antiguos alumnos del Seminario Mercedario de Reus, y de otras casas de la provincia, nos juntábamos para crear Alumni Mercedarios, la asociación que, a partir de ahora, nos va a aglutinar, mantendrá los vínculos entre nosotros y establecerá para nosotros un cauce regular y permanente de relación con la Orden Mercedaria.

Dos encuentros en Reus:
El punto de partida fueron, sin duda, los dos encuentros de antiguos alumnos mercedarios que se celebraron en el antiguo Seminario Mercedario de Reus los días 23 de abril de 2005 y 8 de abril de 2006. La iniciativa partió del P. Florencio Roselló, Provincial de Aragón, que dio el primer impulso para que, decenas de años después en muchos de los casos, quienes un día vivimos, estudiamos, jugamos y crecimos como personas allí nos reencontráramos en aquella casa, plagada de recuerdos imborrables para todos y llamada a desaparecer en un futuro inmediato, engullida por el paso del tiempo y la vorágine urbanística.
En ellos nació y cuajó la idea de crear una Asociación de Antiguos Alumnos, con el fin de recuperar nuestra memoria, la relación con nuestros compañeros y educadores, y buscar una proyección de futuro para que los encuentros no se agotaran en sí mismos. El reto lo recogimos un grupo de antiguos alumnos radicados en Zaragoza y su entorno que, desde la Navidad de 2006, comenzamos a trabajar en serio para poner en pie la Asociación y organizar, de manera autónoma y autosuficiente, los futuros encuentros y las actividades que se plantearan.
Para ello contamos con la hospitalidad y el apoyo entusiasta de la Comunidad Mercedaria de Nuestra Señora de La Paz, en el barrio de Torrero, integrada por los padres Primo Abella, Ángel Tello y Joaquín Brumós.
Una colaboración y hospitalidad que perviven, ya que la parroquia de la Plaza de Alcobendas es, gracias a su apoyo desinteresado, la sede permanente de la Asociación.

Tercer Encuentro: Alumni Mercedarios.
Constituidos en comisión promotora de la Asociación “Alumni Mercedarios”, comenzamos los trabajos preparatorios para organizar la asamblea fundacional en la que este acto debía llevarse a cabo. En primer lugar, contactamos con el Monasterio de El Olivar al objeto de conocer las posibilidades reales de sus instalaciones para realizar la reunión general de los antiguos alumnos, así como la disponibilidad de fechas. La comunidad mercedaria, integrada por los padres Francisco Marín e Ignacio Conesa y el incansable fray David, nos dieron todas las facilidades para ello. Por su parte, el padre Provincial, Florencio Roselló, también se reunió con nosotros y nos brindó toda la colaboración y el apoyo de la Provincia para que el proyecto saliera adelante. Remitida la convocatoria y las motivaciones de la Asamblea a los antiguos alumnos que asistieron a los dos encuentros de Reus, la respuesta fue plenamente satisfactoria: más de noventa de nosotros, provenientes de Aragón, Cataluña, Valencia, Navarra, La Rioja, Castilla – León y Madrid nos dimos cita el sábado 12 de mayo de 2007 en El Olivar, con el objeto de fundar la Asociación Alumni Mercedarios y de pasar, con el reencuentro, dos jornadas intensas e inolvidables.La jornada comenzó a las 11.00 horas con la llegada y acreditación de los asistentes, y el acto de bienvenida que tuvo lugar en la iglesia del Monasterio, en el que intervinieron el P. Florencio Roselló, en nombre de la Orden, y José María Lomba por parte de la comisión promotora de la Asociación, organizadora del evento. A ella siguió la comida de hermandad que tuvo lugar en el refectorio, y, tras ella, una visita guiada por las dependencias monacales, que en los últimos años han experimentado una extraordinaria rehabilitación con la que el cenobio ha recuperado todo su esplendor.

Asamblea fundacional
A las 18.30 horas, la Sala Capitular del claustro bajo prestó todo su empaque y sobriedad al acto fundacional de la Asociación Alumni Mercedarios. El acto se abrió con una introducción a modo de presentación, a cargo de José María Lomba, tras la cual Francisco Vallés expuso ante los asistentes una breve ponencia en la que se dio cuenta de los fines y objetivos de la Asociación.
En ella, en primer lugar, se puso de manifiesto quiénes somos y de dónde venimos, con dos hitos fundamentales: nuestro paso por La Merced y la formación moral y humana que en ella recibimos, y los dos encuentros anteriores en Reus, como punto de inflexión para proyectarnos hacia el futuro.
A continuación, se pusieron de manifiesto los elementos comunes a todos los asistentes, resumidos en dos: nuestro pasado y nuestra vinculación con la Orden de la Merced, por lo que el planteamiento básico de la Asociación se fundamenta en ellos: la recuperación de los vínculos, vivencias y memoria de nuestro pasado común, y establecer un cauce de relación con la Orden de la Merced, encaminado de manera especial a la obra social que desarrolla en pro de los más necesitados de nuestra sociedad.
Ello, por supuesto, desde el respeto más absoluto a todas las líneas de pensamiento y todas las sensibilidades que puedan tener los asociados, porque queremos ser una asociación abierta a todos los antiguos alumnos mercedarios, con la que todos puedan identificarse y se sientan cómodos, y en la que cada uno se implique hasta el grado que quiera, en función de su pensamiento y de su voluntad personal.
Una Asociación que también está abierta a simpatizante, familiares y amigos, con el ámbito espacial y territorial de la Provincia Mercedaria de Aragón y todos los países y territorios en los que sus comunidades están presentes. Finalmente, se expusieron los objetivos y actividades que la Asociación pretende llevar a cabo, y que, tal como se recoge en el artículo 4 de sus estatutos, son los siguientes:

- Mantener y dar continuidad a los encuentros anuales de antiguos alumnos- Posibilitar la comunicación entre nosotros, tanto con los medios clásicos como los que nos dan las nuevas tecnologías.
- Recuperar nuestro patrimonio gráfico común, en especial “Las fotos de Reus”, la mayoría de las cuales fueron realizadas por el padre Félix Jiménez.
- Organizar actividades de diferente tipo: lúdicas, sectoriales, generales, excursiones y visitas, etc., en la que los antiguos alumnos podamos encontrarnos y convivir.
- Colaborar con la Orden de la Merced de Aragón en sus actividades de tipo social, de modo que aquellos asociados que lo deseen y tengan inquietudes en este ámbito dispongan de un cauce formal y adecuado, eficaz y satisfactorio para ambas partes.

A continuación, Alfonso Artigas expuso a la Asamblea la ponencia de Estatutos, en la que repasó las características de los que se han elaborado para que rijan la vida de la Asociación, y que en líneas generales son similares a los de las asociaciones culturales de ámbito nacional de este tipo, con todas las especificidades que requiere el vigente ordenamiento jurídico.
Se describieron más pormenorizadamente los aspectos más relevantes y de interés para los asociados, como los órganos de representación (junta directiva), sus características, competencias y mandato temporal, las atribuciones y funciones de los cargos electos, la Asamblea General que ha de celebrarse una vez al año, los derechos y deberes de los asociados, y otros aspectos de tipo formal y organizativo.
Tras una sesión de ruegos y preguntas y un breve receso para presentación de candidaturas, se procedió a la constitución formal de Alumni Mercedarios, Asociación de Antiguos Alumnos de la Provincia Mercedaria de Aragón con la aprobación por unanimidad de los estatutos y de la candidatura presentada para la Junta Directiva.

Esta última, tras la reunión de sus miembros y la designación de cargos, está integrada por:

- Presidente: José María Lomba Burriel
- Vicepresidente 1º: Francisco Vallés Ruiz
- Vicepresidente 2º: Alfonso Artigas Conesa
- Secretario: José Simón Tomás
- Tesorero: Manuel Roche Calzada
- Vocales: Javier Cuella, Gregorio López, Antonio Royo Royo y Ángel Tomás Ferrando

También se planteó la conveniencia de nombrar representantes de la Junta Directiva en distintas zonas geográficas, a fin de que su actividad sea más eficaz y más próxima al lugar de residencia de los asociados: Bajo Aragón, Barcelona, Tarragona, Navarra – La Rioja, Valencia, Castilla – León y Madrid. Ya al final de la asamblea, se recibió el ofrecimiento de varios voluntarios para desempeñar esta labor.

Una velada inolvidable
Una vez finalizada la parte más seria del encuentro, y tras la cena en el refectorio monacal, dio comienzo una velada que, para muchos, se prolongó hasta altas horas de la madrugada, y que tuvo como escenario principal la Sala Multiusos del convento, así como el patio y los alrededores: la noche era magnífica, e invitaba al paseo, a las conversaciones en grupo, al intercambio de vivencias, recuerdos, e historias personales y de los asistentes.
Gente que coincidió en Reus, en El Olivar, en San Ramón o en El Puig tuvo la ocasión de hablar con sus compañeros de entonces sin la premura que imponía la brevedad de los encuentros de Reus, y surgieron mil historias, recuerdos y canciones para animar la noche, que sólo terminó cuando el sueño y el cansancio del viaje, largo en muchos de los casos, nos venció a todos.

El padre Primo nos lleva de excursión
A la mañana siguiente, el padre Primo Abella, uno de los mejores conocedores del Monasterio del Olivar y de su entorno por su doble condición de mercedario e hijo de Estercuel, dirigió una visita guiada al entorno del convento con los asistentes que no habían tenido la necesidad de partir tras el desayuno por esperarles un largo trayecto. Todos disfrutamos mucho: nosotros por conocer o recordar lugares que hacía décadas que no visitábamos, y él por disponer de un público atento, entregado y que apreció en su justo valor los conocimientos históricos y las anécdotas que nos fue narrando.
Tras recorrer el campo de fútbol, la piscina, la zona de acampada, y detenernos en el peirón que marca el lugar en el que, según la leyenda, el pastor divisó la imagen del a Virgen, cruzamos el río Escuriza para visitar la nevera y la ermita del Pastor, y disfrutar de las magníficas vistas que desde ella se divisan.
A continuación desandamos el camino hasta la chopera que bordea el río, y por ella descendimos hasta El Tromagal, lugar de áspera belleza poblado por los murmullos del agua y, según el cuento del Padre Manuel Sancho, por unos seres fantásticos de cuarenta centímetros de altura, larga barba, capirote rojo y bastante mal genio llamados Codines.
La verdad es que no vimos a ninguno: probablemente el ruido que hacíamos y las incesantes conversaciones entre nosotros les hicieron esconderse aún más adentro en las oquedades de la tierra que presuntamente habitan.

La paella de fray David
Al finalizar el paseo, y una vez repuestos y descansados, se celebró la misa de confraternidad en la iglesia conventual, a los pies de la Virgen del Olivar, en la que se tuvo un recuerdo expreso para todos aquellos que también fueron antiguos alumnos mercedarios y que hoy ya no están entre nosotros.
El encuentro finalizó con la comida de hermandad que las experimentadas manos de fray David prepararon para los casi cincuenta asistentes que aún quedábamos: una magnífica paella, que tuvo la virtud de hacer que muchos de nosotros retornáramos al viejo refectorio del seminario de Reus: el sabor, inconfundible y exquisito, era el mismo con el que nos deleitaba los domingos y fiestas señaladas. ¡Aquello sí que fue una auténtica evocación del tiempo pasado!
Digno colofón para que, entre abrazos y citándonos ya para futuros encuentros, nos despidiéramos del Monasterio de El Olivar, con la satisfacción de que ya tenemos un cauce estable y abierto para relacionarnos, aunar esfuerzos y realizar actividades en el futuro. Volvemos a sentirnos mercedarios.

Paco Vallés. ALUMNI MERCEDARIOS

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